1914 – 1918
#23 | La Gran Guerra
Cuadro 23: La Gran Guerra
Foto de grupo y foto retocada de los ejercicios espirituales de los salesianos militares el 12 y 13 de octubre de 1916. En el reverso de la foto los nombres de los participantes.
La historia de Don Albera
Unos 1.500, entre salesianos y novicios (casi la mitad del total) tomaron parte en el conflicto armado a partir de 1914, al pertenecer los salesianos a distintas nacionalidades en conflicto entre ellas.Al terminar la guerra los salesianos eran: 144 con grado de oficial: 55 capellanes militares: 44 premiados o condecorados: 66 heridos: 70 muertos.“Un número muy grande de queridísimos hermanos, entre los cuales muchos jóvenes sacerdotes, se encontraron en la dura necesidad de cambiar el hábito religioso por el uniforme militar; tuvieron que dejar sus queridos estudios para manejar la bayoneta y el fusil: fueron arrancados de sus pacíficos colegios y escuelas profesionales, para vivir en los cuarteles y en las trincheras o, como enfermeros, tuvieron que ocuparse de cuidar a los enfermos y a los heridos. No pocos los tenemos en el frente, donde algunos han perdido ya la vida, y otros han vuelto horriblemente mutilados”
P. ALBERA, Lettere circolari ai Salesiani, 182
Don Pablo Albera escribe 32 cartas Circulares a los salesianos soldados entre el 19 de marzo y el 24 de diciembre de 1918.
“En las santas y provechosas batallas de la enseñanza, fuisteis incansables, así mientras acumulabais para vosotros amplia cosecha de méritos y bendiciones celestiales, dabais a la Patria las primicias de vuestras energías intelectuales y morales. Ahora la Patria os ha pedido también las energías físicas, y vosotros habéis respondido con valentía, y con la alegría que os es habitual estáis dispuestos a cualquier sacrificio… R
Brille en todas vuestras acciones la bondad y la dulzura de vuestra alma. Este debe ser vuestro carácter habitual, en él habéis sido formados, en él debéis perseverar; este debe ser el signo que os dé a conocer como hijos de Don Bosco. Estad siempre dispuestos para cualquier servicio a vuestros camaradas, sed los primeros en socorrerles en todas sus necesidades, que todos vean brillar en vuestro corazón una llama ardiente de caridad que os haga incansables para toda obra buena. No os faltarán ocasiones y vosotros no las dejéis escapar, aprovechadlas todas; os aseguraréis las bendiciones del cielo, el amor de vuestros hermanos y seréis faros luminosos de buen ejemplo…”
Don Albera organiza ejercicios espirituales para hermanos militares en periodo de licencia.
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