1914 – 1918
#24 | La Gran Guerra
Cuadro 24: La Gran Guerra
Detalles de las cartas enviadas por los salesianos militares a Don Pablo Albera durante la Gran Guerra.
La historia de Don Albera
Conservamos 3.390, entre cartas y postales militares, dirigidas a don Pablo Albera o a otros miembros del Capítulo superior de parte de 791 Salesianos soldados. Don Albera y los otros superiores mantuvieron un constante contacto epistolar personal con estos salesianos en el frente.
Carta del clérigo Stefano Ferrando
(más tarde misionero en la India, obispo de Krishnagar y después de Shillong. Fundador de las Hermanas misioneras de María Auxiliadora de los Cristianos. Muerto en 1978. Con decreto del 3 de marzo de 2016 el papa Francisco le ha declarado Venerable).
Zona de guerra, 26-7-17
Revmo. Sr. Don Albera:
Desde primeros de mes me encuentro como aspirante oficial en un regimiento de infantería. Todavía no he vivido la vida de la primera línea y en la actualidad me encuentro momentáneamente en descanso, que se me ha concedido para templar el ánimo ante futuros peligros. He terminado hoy de leer su última carta circular y vaya que si la he encontrado apropiada, especialmente por mi nueva condición en la que el respeto humano se presenta con tantos argumentos sutiles y especiosos para atemorizar y distraer el ánimo de profesar abiertamente nuestra fe… El ejemplo de tantos hermanos que me han precedido en este tenor de vida y que brillaron por sus virtudes religiosas y militares, espero me sea de válida ayuda y me recuerde la otra milicia a la que pertenezco. Como le he indicado antes, quizá nuevos peligros esperan a mi regimiento y me encomiendo por ello, a sus oraciones para que la Auxiliadora me ayude y pueda cumplir la voluntad del Señor
Ch. Ferrando Stefano
El salesiano Novera relata una experiencia afortunada en primera línea:
“He recibido su bellísima cartita con las máximas y los puntos que nos escribe y además, con la estampa y reliquia de nuestro querido fundador, Venerable Don Bosco, santo para mi muy querido. Esta la llevo junto a mi corazón para que me ayude siempre en todas mis necesidades espirituales y temporales.Y he experimentado su protección. Si estoy a salvo, es de milagro. El día 22 del mes pasado, estando en la trinchera en primera línea de centinela, al lado de una pieza de montaña en funcionamiento, el enemigo, para hacerla callar, disparó 6 disparos del 125, todos alrededor de la pieza, por los que uno me cayó a 6 metros de distancia. Tenga en cuenta que hizo saltar por el aire muchas piedras a mucha altura, y que una de ellas, gruesa como dos puños juntos, me vino precisamente a dar en el casco, en medio de la cabeza y me rompió el casco de hierro, pero sin sentir el más mínimo dolor, he salido sano y salvo. Y también muchas otras veces he experimentado la protección de Don Bosco”.
(ASC, B0440146, Novera-Albera, 14.12.1917; dati anagrafici non reperiti)
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